sábado, 8 de septiembre de 2007

¡Adiós!

A veces pienso que la vida es muy ingrata, que nos da la espalda, pero luego recuerdo que no es culpa suya, que su deber es seguir, a pesar de todo, avanzar siempre. La culpa es nuestra y de quienes nos acompañan, de los que hacen que en nuestras vidas existan bellos momentos y horribles escenas.
Ayer me enteré del fallacimiento de una mujer a la que, cuando niña, veía cada viernes por la noche en un programa de animales. Recuerdo sus respuestas, generalmente no acertadas y el hecho de que era la última con peluches de elefantitos en su aparador. No podría hablar de ella como la mujer que recuerdan hoy los diarios, una mujer directa, crítica y exitosa. Para mí, ella era una mujer como las demás, sin embargo, algo en todo esto me hace reflexionar: la forma en que murió. Hace algunos meses escuché en televisión del desceso de otro personaje exitoso en el pasado, no recuerdo su nombre, pero recuerdo que sus colegas de antaño hablaron con sorprendente culpa de lo sucedido. "No lo acompañé". "Hace mucho que no sabía nada de él" eran frases que escuchaba repetidamente. Estos seres iban a limpiar sus conciencias frente al ataúd de alguien que por años se sintió solo. Siento que ahora es lo mismo, y creo que seguirá siendo lo mismo.
Esa mujer ahora en un ataúd me hace pensar en lo que va a pasar. Al cerrar etapas, la gente se va, no llama, no visita, tú tampoco lo haces y te vas quedando solo. No quiero llegar a esa etapa en dónde lo único que conserve de la vida sean los pasillos de un asilo con enfermeras, donde no pueda entender lo importante que fui. No quiero sentir que todos se van y me quedo sola en un mundo cada día más grande. No quiero ser como aquella señora que murió sola, sin recordar lo bello que es un ver un atardecer frente al
mar.

1 comentario:

Thérèse Bovary dijo...

Me parece excelente la reflexión acerca del tema del abandono de las personas que enferman o se hacen viejas; es decir, se vuelven "inservibles" para esta sociedad con valores tan "extraños".

Por eso, es cierto lo que dices acerca de la culpa junto al ataúd...