sábado, 18 de agosto de 2007

Érase una vez

Hace tiempo que no sonreía, que nada me hacía sentir feliz, me encontraba en una búsqueda constante de la felicidad, pero nada llenaba mi vida. Los momentos, hace mucho no eran alegres y las personas me deprimían cada vez más. Mi madre preocupada de mi tristeza buscaba cualquier método para sacar de mí una sonrisa, un suspiro de vida, como los de antes, como los de cuando era niña, por eso, aquél día las cosas fueron mejores.
Domingo en la mañana, eran como las nueve, casi las diez, mi madre me despertó, faltaba poco para navidad, en fin, corrí a su habitación y le pregunté qué ocurría. Me dijo que había llegado una caja por el correo, que era un regalo de una de esas tiendas a las que te suscribes y de las que solo recibes enormes cuentas. Cuando estábamos todos reunidos insistió en que abriera la caja, ¿Por qué yo? No me interesaba en lo más mínimo el contenido de ella, probablemente tenía chocolates que me prohibían comer o quizás una tarjeta de descuento o algo que no me interesaba. Abrí la caja con molestia sin importarme lo que en su interior se encontrara, desplegué sus puntas plateadas y tomé una tarjeta de felicitaciones que había dentro, la leí, aún recuerdo esas palabras con intenciones falsas: “Que esta navidad sea la mejor para usted”. No presté atención a lo que decía, solo leí. Mi madre señaló algo dentro de la caja, lo saqué y sentí que toda la alegría del mundo se reunía en mi cara, en mi expresión de alegría, en mi felicidad interior.
Era un oso de felpa, un pequeño oso color café con un grueso chaleco rojo con la bandera de Estados Unidos. Lo abracé fuerte y, ante el asombro de toda mi familia, dije “Basilio, se llamará Basilio”.
Lo llevé a mi habitación, sin decir nada, a nadie, al llegar cerré la puerta y volví a dormir. Ahora mis días tenían un bello momento en el cual comenzar y mis noches no serían solitarias, ahora tenía un acompañante, un amigo que no me daría la espalda en mi vida llena de soledad. Ese día, fue la primera vez en años que volví a sonreír.